Estilo de Vida: Pasión Flamenca

Flamenco… Relacionado a sensaciones extremas, amor, odio, dolor, felicidad, y siempre en grado superlativo. El flamenco no está para medias tintas; en él todo se vive con intensidad, sus intérpretes tienen vidas diferentes, muchos viven en los extremos, como si fuera el ultimo día. Ejerce una fascinación en quienes lo ven y para muchos ese primer contacto es descrito como un «embrujo», que te atrapa y del cual ya no es posible escapar. Para ser flamenco no se requiere saber tocar, ni cantar ni bailar.

Para ser flamenco se requiere sentir, vivir. La pasión por el arte flamenco puede estar ligada a valores no siempre compartidos por todos. Esa intensidad, ese «dejarse llevar» puede ser abordado con mucha timidez y temor por quien se sienta atraído a su embrujo. No estamos acostumbrados a «dejarnos llevar» en esta forma de vida moderna y urbana que llevamos hoy en día, en donde los sentimientos muy expuestos no siempre son «bien vistos». El flamenco es para valientes, para aventureros, pues es de naturaleza personalísima. No existen dos guitarristas iguales ni dos bailaores iguales. Desarrollar personalidad es un objetivo de los artistas flamencos y vivir a su estilo va de la mano. El que es flamenco ve reflejada su musicalidad en cualquier cosa, en  cada evento de su vida. No es raro ver a un flamenco perdido en su compás esperando un ascensor o en un consultorio. Se es flamenco cuando se acciona con pasión y con personalidad el día a día.  Se es flamenco cuando se vive intensamente, cuando los colores son más brillantes, los sonidos más fuertes y el contacto vibrante. Un flamenco vive ensimismado, perdido en su idea del mundo, a tal punto que muchas veces no es capaz de digerir que las cosas a veces no son como las ha concebido, pues en su mundo hay respuestas para cada evento, lo que no suele encontrar en muchas oportunidades es un camino para expresarlas, de ahí proviene justamente su fuerza, de ese afán por entregar su alma en cada simple momento.

Dentro de esta forma de vida encontraremos muchos tipos de personalidades, hay flamencos tímidos, otros explosivos, los hay alegres, depresivos, optimistas y fatalistas; y todos inmensamente ricos en su interior

Para ser flamenco no se requiere tener ninguna edad específica, ni entrenamiento previo, pues se trata de pura pasión, pura emoción así que la invitación está abierta para conocer ese mundo fascinante con tanto poder y fuerza, que ya es considerado patrimonio inmaterial de la humanidad. Se manifiesta de muchas formas, a través del toque, del baile, del cante, la investigación o simplemente la afición.

Vivir como un flamenco es permitir que las emociones se dejen permear, que formen parte de tu vida, tus decisiones y de permitir sus excesos. No conozco a nadie aún que se haya «dejado del flamenco». Malo entonces no debe ser…